Maletas

29/12/09

Definitivamente, hacer maletas no se me da bien. Como diría una amiga rubia, “se me da bien estar en bata, procrastinar y perder una mañana en nosequé”, pero hacer maletas no es lo mío. Y sin embargo es lo mío. Mi santo tiene suficiente con colocar su kit de supervivencia en los escasos 20 cms cuadrados que le dejamos los demás y acostarse bien prontito para poder conducir en condiciones los casi 600 kilómetros que nos separan de nuestro destino. Eso es pragmatismo y lo demás tonterías.

Así que las maletas son lo mío aunque no lo sean. Y reconozco que me puede. Todos dicen que con el tiempo te vuelves más práctico, pero yo voy a peor a medida que la familia crece. Una semana antes ya tengo sudores fríos pensando en cómo el propósito inicial de “con la maleta grande nos apañamos todos” acabará convirtiéndose invariablemente en “una maleta grande más una maleta pequeña más catorce bolsos accesorios sin contar la bolsa de aseo o el DVD del coche”. Y es que poco importa que sea puente u "okupación" veraniega, el maletero se llena.

La emoción es aún mayor si, al tiempo que intentas concentrarte al máximo en prescindir de lo superfluo y en no olvidarte de lo importante, tienes a dos pocoyos entrando y saliendo de las maletas, preguntándote cuánto falta (¡si aún no hemos salido!) o dónde has guardado a la mamá de la familia de los ponys (y tú pensando que con una familia ya es bastante, como para tener controlada la de los ponys).

Eso sí, la satisfacción de que sean las once de la noche y hayas conseguido no colgarte de la lámpara antes de acabar… y hasta tener tiempo de contarlo en el blog sin que te den las uvas (eso pasado mañana) mientras todos duermen, es inversamente proporcional al nivel de adrenalina en vena de unas horas antes.

Felices vacaciones a los que salen, a los que están, a los que vuelven con maletas.

Y FELIZ AÑO para todos!!


Diario (VI)

25/12/09

Para Hoy (25/12/2009)
Fuera de mi ventana… noche lluviosa de un agradable día de Navidad
Estoy pensando...en que faltan apenas unas horas para que P. cumpla un año. Después de haber pasado ya por esto, me vuelve a parecer increíble la transformación de los primeros doce meses. También tiene algo de especial pensar que tal día como hoy aún estaba ¡dentro de mí! Como si intuyera algo de toda esta "nostalgia", lleva varios días super pegado a mí.
En eso, y en lo agotada que estoy después de todo.
De los lugares donde aprendemos...redescubrir la magia de la Navidad a través de los ojos de un niño (a ser posible el tuyo) es algo que nadie debería perderse.
Me siento agradecida por... todas las comiditas ricas que nos han preparado abu L. y N. estos días, por los villancicos de ayer hoy y siempre, por las risas de P., por los nervios de A., por brindar con salud, por los regalitos de Papá Noel, por los churros con chocolate, por la tarde de manta, sofá y Monstruos SA con A. y K.
Desde la cocina...cena rápida que está preparando J. mientras escribo.
Qué llevo puesto...pantalón negro, camiseta de cuello vuelto gris, calcetines.
Estoy leyendo... Releo trozos del Quijote mientras intento acabarme La elegancia del erizo (qué vergüenza, mil meses ya…) y acaricio la Nueva Gramática Española con la que Papa Noel me acaba de asegurar millones de horas de estudio.
Lo que espero...encontrar un lugar en mi ajetreada vida para “colocar” todas esas necesarias horas de lectura, para verme con viejas amigas, para descansar algo más… También espero disfrutar más y discutir menos con A.
Estoy creando...vacío creativo total en estos días. Ni Christmas hemos hecho… Para compensar mi parón, A. pinta y pinta sin parar con témperas y grandes pinceladas en un rollo de papel continuo del que vamos recortando trozos y colgándolos por las paredes de la cocina para dejarlos secar.
Estoy escuchando... las canciones de un petardo de peli animada que están poniendo en la tele.
Por toda la casa...Ahora sí, JUGUETES que literalmente hay que saltar para poder caminar. Urge orden y limpieza para poder hacer sitio a los “recién llegados”.
Una de mis cosas favoritas...Ver a los míos reír.
Algunos planes para el fin de la semana... Estaría más que bien DESCANSAR. Pero antes, tartita y vela para P., un cine que le he prometido a A.,y si hay tiempo haremos galletas.
Una foto para compartir:  un clásico para desearos a todos FELIZ NAVIDAD ;))




Lo que importa y lo que interesa

24/12/09


Asegura la Real Academia Española que una de las acepciones de importar es "Convenir, interesar, hacer al caso, ser de mucha entidad o consecuencia". Es decir, que importar es sinónimo de interesar. Que es lo mismo, en fin, decir que algo es importante o que es interesante.
Pues no. No para mí, ni tampoco para A. después de nuestra disertación navideña de esta mañana. Y es que algo puede ser importante de verdad, moral, ética, religiosa o culturalmente hablando y, sin embargo, no interesarte un carajo tal como me ha demostrado A., a quien una vez más yo trataba de enseñar algo y es ella la que me ha dado una lección, semántica esta vez.
A cuento de que hoy es Nochebuena y A. pegaba botes de alegría ante la inminente llegada de Papa Noel, yo le trataba de explicar lo que de verdad importa de esta celebración: es una noche especial, una buena parte del mundo celebra el nacimiento del Niño Jesús, nosotros nos juntamos con la familia, qué suerte tenemos de estar con nuestra familia, nos ponemos guapos, cenamos cositas ricas, cantamos villancicos… en fin, villancicos y lo que se tercie…
- “¡¡Y lo más importante!! – me interrumpe ella a voz en grito- ¡Viene Papa Noel!”.
Con cara de pez después de mi sermón de ocho minutos, la vuelvo a mirar y digo: “Oye A., no me has escuchado nada de lo que te he explicado… lo importante es…”.
- Que nooooo mamá!- me vuelve a interrumpir chillando- Que no digo que Papá Noel es lo más importanteeee. Digo que es lo más... (pausa para pensar la palabra adecuada) INTERESANTE”.

Silencio total. De nuevo mi cara de pez, pero sin nada que añadir esta vez.


Cuatro

2/12/09

Mi princesa cumple hoy cuatro años. Casi un lustro de vida ya, y por contra, qué breve período de tiempo para la enorme cantidad de aprendizaje que alberga. Siempre se ha hablado de lo mucho que aprendemos en el primer año de vida y de que, comparándolo con el resto de nuestra existencia, jamás volveremos a asimilar tanto conocimiento en tan pocos meses. Pero se dice poco del resto de la infancia. Y lo cierto es que son tantas las etapas cognitivas y emocionales que atraviesa un niño en sus primeros 6-7 años de vida y tanta la influencia de esos años en lo que viene después, que no debería dejar de asombrarnos.


Cuenta Eduard Punset que recientemente se ha descubierto una correlación entre la duración del período de aprendizaje en la infancia – “una hora en los polluelos, meses en los cuervos, años en los humanos”- y el nivel de inteligencia en la edad adulta. Y se refiere a la psicóloga Alison Gopnik para advertirnos de que una especie que pasa sus primeros siete años cultivando el juego y la imaginación no está perdiendo el tiempo. Al parecer, explica Punset, la imaginación no es algo que desarrollamos sólo para divertirnos, sino que está estrechamente conectada a la manera en la que después comprendemos la estructura del mundo.

Ya Piaget apuntaba algo de todo esto. Y de él también nos hablaron en la escuela infantil de A. cuando nos explicaron el método constructivista en el que basaban su enseñanza. “El niño, en sus primeros años, necesita desarrollar el conocimiento descubriendo el mundo a través del juego y de los sentidos”. O algo así. Nada de fichas o libros. JUEGO. El caso es que, casi sin quererlo, hemos procurado para A. todo este entorno flexible y favorable para un aprendizaje sano, feliz e imaginativo.

Ahora, con el inicio de la escuela pública, su día a día está más sujeto a normas, horarios y obligaciones. Pero creo que mucho de todo ese afán por descubrir, por transformar, por fabular…; mucha de esa inocencia que nos debería acompañar de por vida, sigue dentro de ella.

…y es que son sólo cuatro añitos…

En el ecuador de esta fascinante etapa que es la primera infancia, A. es una niña despierta, imaginativa, curiosa y muy lista. Tiene carácter, y eso hace que lo más cotidiano se vuelva difícil con ella. Pero cada noche, cuando llega la calma, me enorgullece pensar que de mayor tendrá las ideas claras.

¡Feliz cumpleaños chiquitina!




Las vacas son hadas

1/12/09


A A. no le gusta que me ría de sus chispazos lingüísticos. Esos malentendidos del discurso, o malinterpretaciones del significado de algunas palabras que a los adultos nos hacen sonreír a veces y reír a carcajadas la mayoría de las ocasiones, a ella empiezan a causarle pudor. Yo lo respeto y por eso voy a contarlo con suma seriedad. Aunque he pensado mucho sobre esto en los últimos días, he decidido no dejar de plasmar estas escenas divertidas porque sé que algún día agradecerá que no se hayan perdido en mi memoria y ella también reirá conmigo.
La de hoy va de vacas, de vacas-hadas para ser exactos. Y ahora que lo pienso, la culpable de la ocurrencia he sido yo, al omitir en mi explicación una información importante para ella.
Estábamos acabando de cenar y yo preparaba el bibe de P., cuando A. me ha dicho: -“Mamá, ¿a que yo bebo leche de las vacas? “Claro, cariño, primero tomabas leche de mamá y ahora tomas leche de vaca” - le he contestado.
-“Sí, y P. toma leche de Nenuco”, me ha dicho ella sabiendo que decía una tontería para hacerme reír.
Y entonces, muy en mi papel de madre educadora que entabla conversaciones provechosas con su hija, me he lanzado a explicarle de dónde procede la leche de los bibes de P., primero sin muchas ganas y después, al ver que ella me atendía con interés, con más entusiasmo:
- “Verás A., la leche de P. también viene de la vaca; lo que pasa es que cuando sale de la vaca, la convierten en polvitos y le añaden vitaminas y cosas (por no decirle porquerías) para que luego podamos hacer los bibes…”. La veía tan concentrada que he estado a punto de seguir con lo de que, a pesar de todo, la leche en polvo nunca será igual que la leche de mamá, pero entonces ella me ha interrumpido, como siempre muy segura de la conclusión a la que había llegado:
- “Mamá…si es que… ¡las vacas son hadas!
- “¿Hadas, por qué hija?”
- Pues por todo eso que hacen, ¡¡de convertir la leche en polvitos…!!

Esta vez no me he reído. Sólo esbozando una sonrisa le he dado un beso grande y le he explicado que todo eso no lo hacen las vacas sino las personas. Aunque creo que la he decepcionado. Mola mucho más imaginarse a vacas convirtiendo su propia leche en botes de polvitos a golpe de varita mágica.


Diario (V)

27/11/09



Para Hoy (27/11/2009)

Fuera de mi ventana… sol y al fin algo de frío
Estoy pensando...en el tiempo todavía. No el que predicen los meteorólogos, sino ése que pasa y no vuelve. El que rige nuestras vidas desde que nos levantamos hasta que nos acostamos; desde que nos vamos hasta que volvemos; desde que nacemos hasta que morimos. Ese tiempo que es nuestro y que no importa cuando empiece o en la dirección que vayas, siempre podrás hacer con él lo que quieras, menos pararlo. Vi El curioso caso de Benjamin Button esta semana y me dejó pensativa acerca de éstas y otras obviedades. “No matter when time starts…”. Qué bonita… Por eso y porque A. cumple 4 años en unos días, estoy “tiemposa”.
De los lugares donde aprendemos...otro descubrimiento enriquecedor. Esa chica que comparte conmigo el privilegio de asistir a las clases de Didáctica de M. es la mismísima hija de Eduard Punset y autora de varios libros interesantísimos sobre inteligencia emocional que no pienso perderme.
Me siento agradecida por... las cañitas que me tomé con A. en el Reci mientras su amiga leía esos textos maravillosos contra la violencia de género. Hacía mil años que no salía.
Desde la cocina...zumito y tostadas
Qué llevo puesto...el pijama,claro. Y descalza
Estoy leyendo... Inmigración y escuela. Un documento para debatir hoy en clase. Ya, ya, super apetecible. Y ando buscando Disciplina con amor, de Rosa Barocio, para “domesticar” a mi fierecilla.
Lo que espero...aclararme con el powerpoint y presentar cuando antes el trabajo de Psicología para poder dedicarme a cosas mejores.
Estoy creando...más de lo mismo. Y las invitaciones para el cumple de A.
Estoy escuchando... el pitidito de una pelota electrónica de P. que se ha rayado y no consigue pararla el pobre.
Por toda la casa...Juguetes, dibujos de A., papelitos que recortó anoche, libros y papeles en mi mesa y algunas fotos por colgar en unos marcos de pared.
Una de mis cosas favoritas...Que P. me regale una siestecita cualquier día de la semana.
Algunos planes para el fin de la semana... para mí más clases, para mis chicos más cuentacuentos en la biblioteca, comidita con los abus, y el domingo si hace bueno, salir a tomar el aire por ahí.
Una foto para compartir: La de hoy es un anhelo de volver a pasear por un bosque en otoño.




Galletas

23/11/09

La semana pasada hicimos galletas. En realidad yo nunca las había hecho antes, pero se lo había prometido a A. el día que compramos los moldes de nombre impronunciable en la tienda sueca azul y amarilla. Y, ya armados de moldes navideños, nos armamos también de valor y convertimos la mesa de la cocina en escuela de pastelería. Volcán de harina y azúcar, huevo en el medio, un buen puñado de mantequilla… ¡y a mancharse las manos! (las manos, la ropa, la mesa…).
Hasta aquí la parte pringosilla. Después vino la de impaciencia mientras la masa reposaba en la nevera. “¿Y ahora qué vamos a hacer mamáaaaaaa?”, preguntaba mi princesa como si el mundo se acabara cuando una termina de hacer galletas.
Y al fin, la parte más divertida: rodillo, moldes y cómo no, la manita de pintura comestible. Porque oye, nosotras de amateurs nada de nada. Si nos ponemos, nos ponemos. Profesionales cien por cien, allí habíamos preparado nuestros vasitos de glaseado de colores (con colorantes alimentarios de repostería) para, pincel en mano, decorar las galletitas. ¡Y qué bien las decoramos! En realidad A. lo hizo casi todo sola.
Pero, oh desliz. Cual primerizas que somos, no habíamos considerado la posibilidad de que el glaseado dentro del horno no se endurece sino que se funde. Así que el invento se fue al garete en cuestión de cinco minutos.
La segunda tanda, ya sin decoración ni colorines, superó la prueba. Galletas redondas, mondas y lirondas que, aunque duras como piedras, nos comimos tan a gustito.








Diario (IV)

13/11/09



Para Hoy (13/11/2009)
Fuera de mi ventana… Sol de un día templado de otoño. Mis preferidos
Estoy pensando...en si el hecho de haberme comprado los apuntes ya me convierte en opositora. O sólo en loca que no sabe dónde se mete.
De los lugares donde aprendemos...hoy un ciberdescubrimiento. La página de unos amigos que han hecho de un hobbie artesano una forma de vida y un blog delicioso: http://acadadiasupan.blogspot.com/
Me siento agradecida por...ser dueña de mi tiempo. Aunque no sea del todo cierto.
Desde la cocina...el olor de la riquísima comida de P.
Qué llevo puesto...vaqueros, camiseta blanca, chaquetita azul y cómo no, mis Converse de estudiante :))
Estoy leyendo... A Piaget, Ausubel, Bruner… ya pronto me espera la LOE, todo un planazo.
Lo que espero...conseguir disfrutar de toda esta aventura sin estresarme.
Estoy creando...un trabajo para psicología, ¿qué si no?
Estoy escuchando... el pianito de P. con esa musiquita celestial pero machacona.
Por toda la casa...Milagrosamente ORDEN.
Una de mis cosas favoritas...Esperar a mi niña a la salida del cole de lunes a jueves. Compartir un rato con las mamis del parque.
Algunos planes para el fin de la semana... clases, compra, ¿descanso? Para los peques cuentacuentos y, si me animo, quizá hagamos galletas en el horno.
Una foto para compartir: La última creación de A. en la cocina: ¡empanadillas caseras!




Casi once

12/11/09

Meses, claro. Hoy dejaré a un lado la báscula, para hablar sobre P. sin más. Ahora que entramos en la recta final de su primer año, ese gran hito en la vida de cualquier personita, no puedo dejar de contar la experiencia que supone observar día a día su evolución. Sus progresos y descubrimientos; sus desplazamientos meteóricos por toda la casa; su afán de exploración; su mirada audaz…

Cuando escribo esto, no puedo evitar acordarme de ese maravilloso texto que exaltaba la profesión de madre, y en el cual la protagonista, al ser preguntada por su profesión, se definía a sí misma como “Investigadora Asociada en el campo del Desarrollo Infantil y las Relaciones Humanas”. ¡Me encanta! Me quedo con el cargo. Y en calidad del mismo, siguiendo con la coña, paso a dar cuenta de los avances de nuestro “nuevo modelo experimental del Programa de Desarrollo Infantil”.

A punto de cumplir 11 meses, P. es un niño FELIZ. Y lo pongo así con mayúsculas porque no es el clásico adjetivo que describe la felicidad de la infancia de forma abstracta. No es felicidad-estado, sino felicidad-rasgo. Es esa felicidad que lo impregna todo. Es la sonrisa con la que amanece, se acuesta, saluda a los conocidos o recibe caras nuevas. Es el aire triunfal con el que te mira cuando consigue algo que perseguía; la carcajada con la que agradece que te rías con él; la libertad con la que se marcha por el pasillo arrastrando su juguete favorito (mi ratón del ordenador); la satisfacción con la que, tras varios intentos consigue mover su manita diciendo adiós, o quitarle los tapones a las botellas de leche que guardamos tras la puerta de la cocina; el agradecimiento con el que recibe cada plato de comida, primero con los ojos, después con la boca… Definitivamente P. es un niño feliz.

Ahora que sabe levantarse y desplazarse agarrado a los muebles, agacharse a coger objetos (los que él mismo tira una y otra vez), apartar aquellos que le estorban en su camino, y ha conseguido descubrir todos aquellos rincones peligrosos que teníamos en casa sin saberlo, se puede decir aquello de “tengo un pequeño terremoto”. Pero lo cierto es que está gozando de una de las etapas más fascinantes de la vida, que es la de explorarlo todo: su cuerpo y su entorno. Aunque en el proceso esté machacando la espalda de más de una… Menos mal que la baba, al menos, se me cae cómodamente mientras me agacho una y otra vez.





De niñas que querían ser princesas

4/11/09


La ilustración es de Luciana Carossia  (http://www.lucianacarossia.com.ar/)

No sé bien a qué etapa del desarrollo corresponde, ni qué opina Freud del asunto, pero tarde o temprano todas las niñas quieren ser princesas.Y lo grave no es eso: se visten como tales, se mueven con elegancia, devoran pelis de Disney, te piden las pinturas para disfrazarse... Lo grave es ¡¡que quieren casarse!! Con un príncipe nada menos… Y qué príncipe… (Sin duda el que más las va a querer durante toda su vida, aunque ellas les pondrán los cuernos mucho antes de darse cuenta…)
Doy fe de que a A. le ha llegado ese momento y de que a alguno por aquí se le cae la baba a chorros. El mismo que la otra noche, mientras le ponía el pijama a su nena le iba diciendo: - “¡Ay, mi chiquitina! Un día te vas a convertir en una chica muy mayor, muy guapa y muy lista… y encontrarás a un chico que te querrá mucho…”. A lo que su pequeña chica lista le contestó con una risotada. - “Que noooooo… ¡Qué dices, papá!”, le interrumpió antes de escuchar más tonterías. “Si yo me voy a casar contigo”, sentenció.
- “Bueno A., eso lo dices ahora, pero luego encontrarás a un chico que te cuidará y te querrá mucho”, le intentó explicar él, en vano.
- “Ay, papá, no digas tonterías. - A. se reía con compasión. Definitivamente papá no se enteraba de nada- ¡Que yo me caso con-ti-gooooo! Yo soy la princesa y tú eres el príncipeeeeeee”.

Me estaba preguntando qué pensará cuando lea esto dentro de diez años… y lo peor: qué pensaremos nosotros.


Educar con respeto

26/10/09

De acuerdo. Los niños no vienen con un manual de instrucciones bajo el brazo. Pero eso es porque ya existe, por suerte para todos, el blog de mi ciberamiga Maite (http://www.adivinacuantotequiero.blogspot.com/), que hace tiempo quería recomendar aquí. Di con él por casualidad y enseguida me enganché por completo. En él no hay consejos sobre cómo cambiar pañales o enseñar a dormir a un bebé. Lo que ha conseguido Maite casi sin pretenderlo es la mejor recopilación que conozco de artículos y reflexiones sobre la educación y crianza de los niños, de la manera que a mí me gusta entenderla (aunque no siempre la consiga practicar), además de enlaces a otros blogs y webs de igual interés, y algunas otras cosillas.
Siempre son propuestas basadas en el profundo amor y respeto a los niños, muy lejos de la concepción tan de moda actualmente de que los niños son pequeñas fieras a las que hay que domesticar. Pensar y actuar de este modo, hoy en día, significa nadar completamente a contracorriente (hoy en día los padres tienden a pensar que los problemas son de sus hijos y no hacen nada por cambiar ellos) y por eso es tan difícil incluso para quienes estamos de acuerdo en que es el buen camino. Pero como siempre digo, reconforta y reconcilia leer en esta dirección (en la que defiende, por ejemplo, que cada niño “caprichoso” es en realidad un niño que necesita más padre o madre, necesita un adulto que se pare, que encuentre “un límite” en su vertiginosa forma de actuar). Porque te hace mejor persona, porque mejora la relación con tu hijo, porque te capacita para tener un visión más crítica de lo que nos intentan vender como verdades universales (leáse Estivil, Supernanny…).
Precisamente esta semana, zapeando delante de la tele, me topé con uno de estos programas sobre lo que Rosa Jové (La Crianza feliz; Ed. La esfera de los libros) denomina conductismo fashion y recordé el ansia con la que hace un par de años devorábamos este tipo de shows en busca de fórmulas mágicas para “enderezar” a esa cabrilla loca que se nos estaba subiendo a la chepa. No ha pasado mucho tiempo desde aquello, pero sí el suficiente para que: 1) nuestra cabrilla loca nos haya demostrado que cada edad tiene lo suyo y que con paciencia todo pasa y nada es tan importante ni definitivo; 2) hayamos podido desarrollar un pensamiento más crítico hacia ese conductismo fashion y descubrir nuevos caminos, quizá no tan “efectistas” (me encanta este palabro), pero sin duda mucho más efectivos.
Insisto en que no somos “militantes” al cien por cien de las teorías más naturalistas, por así decirlo, pero sin duda somos de los pocos afortunados que ahora sabemos que la supernanny no tiene nada que ver con educar a los niños.
Dice R. Jové con mucha razón que este tipo de métodos se basan en “educar” a base de ignorar los sentimientos del niño, disfrazando el castigo de toda la vida en forma de “medidas pedagógicas científicas”, poniendo normas escritas a niños que no saben leer (¿por qué no se las ponen a sus padres, que por cierto nunca las cumplen y sin embargo no van por ello al rincón de pensar?), haciendo un nulo análisis de la situación que origina el problema… y utilizando casi siempre un lenguaje peyorativo contra el pequeño. ¿Os imagináis que dijeran “la intolerante de su madre”, o “el “déspota de su padre”? Pues eso. Que no venderían ni un programa. Porque lo guay de este adultocentrismo en que vivimos es sentirse siempre por encima del niño.
Y para huir de eso hay que leer a Jové y a otros muchos autores que encontraréis si buceáis un poco en el blog de Maite.


Diario (III)

23/10/09


Para Hoy (23/10/2009)

Fuera de mi ventana...Amanece un viernes frío que promete nubes y sol
Estoy pensando...En el día largo que me espera. En organizar algunas cosas en casa. En terminar los ejercicios para las clases de esta tarde. En mi comida. En la de P… En todas esas pequeñas cosas… Y en cómo han hecho que se me pase la semana sin apenas darme cuenta de que ya tengo un año más.
De los lugares donde aprendemos...La primera sesión del máster me dejó una buena impresión y muchas ilusiones. El reciclaje ha comenzado y me llena de energía. Me siento agradecida por...Haber soplado otro montón de velas junto a los míos
Desde la cocina...Mantequilla, levadura, azúcar glas, huevos, nata… ingredientes a la espera de convertirse en tarta para celebrar, esta vez con amigos.
Qué llevo puesto...ufff. Pijama rojo, calcetines verdes… ¡bata corta azul! Ni Almodóvar lo hubiera hecho mejor.
Estoy leyendo...Algo sobre movimientos pedagógicos y otros apuntes del máster
Lo que espero...Que se mejore ya mi pitufo de la tos
Estoy creando...Pues estoy creando un temario con los contenidos de la oposición. Planazo creativo.
Estoy escuchando... La goma de las ruedas del carrito mientras lo muevo con mi pie derecho para que P. se duerma su siestecita matutina. De fuera llega lo de siempre, el trasiego automovilístico de la hora punta.
Por toda la casa...piezas de construcción que ayer dejaron A. y P. por todo el salón. Mi mesa hasta arriba como siempre. El resto, bastante orden y olor a limpio.
Una de mis cosas favoritas...Sentarme a hacer este repaso vital los viernes.
Algunos planes para el fin de la semana...De clase a los fogones y de los fogones a pasar un rato agradable con algunos amigos. J. llevará hoy a los niños al cuentacuentos de la biblioteca. ¡Les encanta!
Una foto para compartir: hoy toca una nostálgica: cuando A. era exactamente como es ahora P. Octubre 2006... ¡Cómo pasa el tiempo...!






Menudas palabras (II)

18/10/09

Pablo sigue con su parloteo inconexo y caótico, que sin embargo cobra cada vez más sentido en la medida en que él lo va dotando de significado, o al menos de intención.
Con un grito indescriptible, pero característico, consigue decirte que lo mires, que le hagas caso, para después, cuando lo ha conseguido, seguir “hablándote” en su idioma, o simplemente sonreír de alegría. Las consonantes que utiliza van aumentando y la unión de fonemas es cada vez más rica y variada, en un intento de imitar el sonido de nuestro lenguaje. Aunque lógicamente no diga nada.

A…. ¡ay, A.! Tantas veces tengo que pararme a pensar que sólo son 3 años… Especialmente cuando emplea expresiones tan adultas que no le caben en la boca. Hoy su abu estaba enfadada porque había manchado la nevera con lápiz, con los imanes o algo así y no conseguía quitarlo con la bayeta. “Mami, ¿me das algo para sulucionarlo?”. Qué mona sí, pero además de voluntariosa es que le chifla trastear con trapos y con agua. Y ha visto una magnífica oportunidad que no iba a dejar pasar.
Unos días atrás, yendo en coche hacia la sierra pasamos por una granja de vacas y me preguntó si podíamos ir un día a la granja a “leñar” a las vacas. Como se había tomado un tiempo para pensar el palabro que finalmente pronunció tan convencida, ni me molesté en corregirla. Sonaba bonito. Está bien, pensé, a partir de ahora las vacas se leñan.


¡Otoño!

13/10/09

Por fin. Este fin de semana hemos salido a oler el otoño y encima en buena compañía.
Con temperaturas muy suaves para esta época del año (con caloruzo más bien), pero con hojas, piñas y castañas ya por el suelo, el parque de Las Dehesas en Cercedilla estaba precioso, empezando a teñirse de ocres pero aún con praderas verdes. Los niños lo han pasado genial. Y nosotros hemos disfrutado de uno de esos días que te oxigenan, no sólo la sangre, sino también las ideas.











Diario (II)

9/10/09


Para Hoy (9 de octubre de 2009)
Fuera de mi ventana... La ciudad despierta hoy con sol y temperaturas todavía suaves para la fecha
Estoy pensando... Definitivamente tengo ganas de hacer una escapada al otoño... cuando llegue. Además le debo a A. una recogida de hojas del bosque para hacer manualidades con ellas.
De los lugares donde aprendemos... Esta semana me he atrevido con el zafarrancho en la habitación de los niños. He tirado trastos y trastillos que ni siquiera echarán de menos, y he puesto orden en juguetes y materiales de trabajo de A. (¡a ver cuánto dura!). También he terminado ya con los armarios, de ellos y mío. Desprenderme de lo superfluo es algo que me cuesta muchísimo, incluso distinguir qué lo es y qué no. Pero merece mucho la pena el resultado y la sensación de ligereza que produce. Todo un aprendizaje que vuelve cada cierto tiempo.
Me siento agradecida por... El momento que vivo (gracias a la crisis, qué ironía). Por poder volver a estudiar. Y por tener TIEMPO para poner orden en mi vida antes de empezar.
Desde la cocina... Algunas ideas para organizar una merienda por mi cumple. Aunque no le estoy dedicando mucha atención este año a la fecha. ¿¿Será que me hago mayor??
Qué llevo puesto... Si sigo escribiendo el diario a esta hora, nunca seré muy original en esta parte. Llevo el pijama rojo claro de Oysho.
Estoy leyendo... La elegancia del erizo, de Muriel Barbery. Lo he vuelto a empezar porque lo abandoné en verano. Propósito de enmienda total con mis lecturas.
Lo que espero... Ver menos tele y menos facebook y leer un poco más papel.
Estoy creando... Tengo en la cabeza montones de planecillos para hacer en familia; recetas para cocinar con Ale, manualidades... Luego hay que llevarlo a la práctica, claro.
Estoy escuchando... El parloteo de P. mientras juega.
Por toda la casa... Bastante orden sorprendentemente.
Una de mis cosas favoritas... Quedarme dormida a la vez que P. después del bibe del desayuno en mi cama. Sí, ya sé que me repito más que el ajo con el tema sueño, pero es que me encanta!!
Algunos planes para el fin de la semana... Devolver el libro y la peli que cogió A. de la "bidlioteca", coger otros; quedar con amigos; comer con la family. ¡Y es puente!
Una foto que pensé compartir: una escapada por Sigüenza hace un par de años nos dejó esta estampa de las vistas desde la habitación a primera hora de la mañana. ¡Qué ganas de otoño!

Casi diez

8/10/09

Con este título tenía pensado hablar de meses y no de kilos. Pero la evolución de los acontecimientos me obliga a un cambio de planes. La visita de ayer con P. al pediatra ha confirmado lo que nuestras espaldas ya imaginaban: nos acercamos peligrosamente a la primera cifra redonda de la báscula. ¡DIEZ!
En realidad llevábamos semanas sospechándolo. “Este niño debe pesar ya los diez”, estimábamos sopesándolo al más puro estilo carnicero pieza en mano. ¡Dios mío!, pero si A. llevaba ya meses caminando cuando alcanzó la tremenda cifra que te lleva de cabeza al fisio-bono. Y este niño apenas gatea y ya no podemos con él… Espero que no tarde mucho en poder llevarme a mí en brazos porque al ritmo que voy no respondo de mi movilidad dentro de unos años… Eso por no hablar de que ya casi ni cabe en el carro y que pronto sacará pies y manos por los barrotes de la cuna…
En todo esto (y en cuánto ganarán los jugadores de baloncesto) andaba yo pensando cuando el pediatra levantó la vista de la báscula, esbozó una media sonrisa y finalmente lo dijo:
- “Nueve novecientos… más o menos”.
¿Más o menos? ¿Cómo que más o menos?, le miré suplicando que fuera menos y no más. Pero él ya sostenía al cachalote en el aire para que yo le relevase. Después me apuntó la cifra en un papelito (¿sería para que no se me olvidara?) y salí de allí sin más, con mi trofeo en brazos, cara de madre orgullosa y cuerpo doblado.
Y eso es lo que hay. Otro día hablaremos de meses.


Caca… ¡bolsa!

6/10/09

Si hay algún ecologista entre nuestros seguidores, lo autorizo a saltarme a la yugular por lo que estoy a punto de escribir. Antes de nada y en mi defensa diré que tengo (y uso) cuatro bolsas de rafia ecológicas del Carrefour; que en mi casa se recicla absolutamente todo; que jamás tiro un plástico fuera de su sitio amarillo; que la idea de contribuir a salvar el planeta es estimulante…
Pero confieso que todo esto de las bolsitas de plástico en vías de extinción me inquieta. (Voy ahora con la parte diablesca) Dejando a un lado el hecho de que el rey de los hipermercados se pueda estar forrando a costa de vender las bolsas que antes regalaba y todas las nuevas que ahora hemos de adquirir; o que no resulta muy ético lucrarse hablando de sostenibilidad, digo yo… ¡¡¿qué haríamos las madres sin las bolsas de plástico en nuestra vida?!!
Porque, a ver, ¿acaso no son de plástico las bolsitas en las que tiro los pañales de P. para que no apesten en la basura? (por cierto, que esto es lo que más me gusta de la campaña de Carrefour “Bolsa-caca”, una acertadísima asociación de conceptos en mi vida, aunque en casa lo decimos al revés: “Cacaaa…¡bolsa!”, grito de auxilio que sirve para obtener con rapidez un alivio para el olfato). Como de plástico son las bolsas en las que meto la merienda de A. cuando vamos al parque. ¿Y qué hay de las bolsas de congelar? Ah, esas sí que son indispensables en la vida de cualquier madre. Porque cuando eres madre te das cuenta de que lo de congelar es lo de menos. Fui consciente de ello ayer en casa de R. Hasta en TRES ocasiones recibí una bolsita de congelar para diferentes peticiones. “Oye R., ¿no tendrás algo para guardar este pañal para que no te apeste la basura, no?”: bolsita de congelar. “Perdona R., ¿me das algo para guardar las chuches que A. ha cogido en la piñata?: bolsita de congelar. Y por último, ya con cachondeo, hablábamos de llevarnos un trozo de tarta en las idem, aunque finalmente fue papel de aluminio (¿será esto más ecológico, o tampoco?).
Total, que yo me comprometo a salir de Carrefour con toda mi compra bailando por el carro sin embolsar. Pero por favor, que alguien nos ayude a salvar aunque sean las bolsitas de congelar.

Menudas palabras

5/10/09

Bajo este título me gustaría ir recopilando esos "palabros" rocambolescos, ocurrencias disparatadas y razonamientos irracionales que nos vayan dejando nuestros hijos en su andadura lingüística. Por supuesto, también sus logros más serios. Todo aquello que, saliendo de sus lenguas de trapo, merezca la pena no ser olvidado.

A fecha de arranque de esta idea, P., nuestro pequeño buda feliz con voz de barítono y cuerpo de rey, pronuncia con soltura los fonemas  -ma, -pa y -ta, y los combina mayormente en forma de mamá, papá y tata para referirse no sólo a los susodichos, sino a todo aquello que se le pone por delante. Hasta aquí todo normal, de no ser por ese torrente de voz grave y profunda con que a menudo acompaña sus “soliloquios” y que de tanto en tanto nos hace abrir mucho los ojos y girar la cabeza en su dirección para comprobar que, efectivamente, el vozarrón no proviene de ninguna otra persona.

Entre tanto, la princesa A se ha hecho muy mayor para lo que estábamos acostumbrados hasta ahora, y es capaz de mantener conversaciones francamente maduras y racionales, sólo a veces salpicadas por una inocencia mágica como la de anoche:

- "Mamá, se me ha colado el lápiz morado debajo del sofá y no puedo sacarlo", me dice muy contrariada.
- "¿A ver? Tienes razón, cariño, pero no llego bien con la mano, necesitaré un palo o algo para alcanzarlo", le digo yo.
- "¡¡¿Te traigo mi varita mágica?!!", sugiere de pronto excitada.
- "Buena idea, lo intentaré con eso", respondo. Cojo la varita que me trae y consigo arrastrar el lápiz fuera del sofá. Ella sonríe al ver otra vez su lápiz, y a continuación me mira de nuevo muy seria y me dice:
- "¿Lo ves mamá? Te dije que mi varita era muy mágica."


Diario (I)

2/10/09

He visto esta idea de diario en algunos blogs de mujeres en la red y me mola. Así que he decidido ponerla también en el mío.


Para Hoy (02/10/2009)


Fuera de mi ventana... Sol sin nubes, después de unos días grisaceos

Estoy pensando... Que tengo ganas de ver a mi amiga P. dentro de un par de horas

De los lugares donde aprendemos... Ufff... son tantos. Últimamente aprendo mucho de otros blogs sobre crianza y educación; también de mis hijos, que son un libro abierto como todos los niños si los sabemos escuchar.

Me siento agradecida por... Poder despertar junto a mi enano cada mañana

Desde la cocina... Olorcillo de las tostadas, ¡que se me están quemando!

Que llevo puesto... El pijama con el que he dormido

Estoy leyendo... Jajaja. Ahora mismo sólo blogs, cuentos y fichas del cole de A.
Lo que espero... Espero que el apartado anterior me obligue a ponerme las pilas y acelerar algunas lecturas atrasadas.

Estoy creando... Este blog, que ya es como un hijo más
Estoy escuchando... El ruido de los autobuses bajo mi ventana. Super original.

Por toda la casa... Juguetes de P. por el suelo

Una de mis cosas favoritas... Quedarme dormida en el sofá por las noches.
Algunos planes para el fin de la semana... Ir a buscar hojas secas para hacer algunas manualidades con A. Ir al cumple de M. el domingo
Una foto para compartir:
Ésta es una de las maravillas que hacía mi abuelo (QEPD) con sus manos. Hoy era su cumpleaños.


El mundo según A.

30/9/09

Hace poco que A. se ha aficionado a la fotografía. Empezó con una camarita de usar y tirar que encontró por casa y el resultado del experimento nos pareció tan interesante que le hemos prestado una digital que no utilizamos. Y ahora anda loca retratando su mundo. Éste es su trabajo de esta semana:




¿Hablamos de caramelos?

29/9/09

Los niños deberían ser mediadores en conflictos internacionales de primera línea. Y no hablo de ese innegable don para la negociación y hasta para el chantaje. O de su insuperable poder de persuasión (por la vía del machaque, eso sí). No. Hablo de una capacidad única de romperte tus esquemas adultos, tu discurso adulto y tus expectativas adultas con su lógica de niño, transportándote en un pispás al plano del consenso y devolviéndote la sonrisa sin que sepas muy bien cómo, empleando apenas tres palabras. ¡Eso sí es economía del lenguaje! Y tú venga a derrochar saliva para que en tu casa reine la paz... pero ésta disminuye al ritmo que crece tu nivel de adrenalina.
Hoy, como tantas otras veces, A. me ha dado una lección de madurez, de cómo zanjar una discusión y de paso poner fin a un mal día. Y eso que probablemente no lo ha hecho de forma muy consciente, pero en ese momento parecía una señora ejecutiva haciendo negocios y midiendo con exactitud sus palabras. Y, claro, he tenido que sonreir y sentarme en la mesa de negociaciones.
Ha ocurrido justo al volver de la cabalgata de las fiestas del pueblo a la que J. la ha llevado, cuando en casa estábamos en plena "hora punta" y P. lloraba a todo pulmón pidiendo lo suyo.
- Mama, mamá, mamá, mamá, ¡¡mamáaaa!! Mira todos estos caramelos. Papá se ha guardado muchos en el bolsillo y yo llevaba éste en la mano, y se me estaba abriendo y claro, me lo tengo que comer, porque blablablablabla...
Las palabras de A. se iban diluyendo mientras el resto de mis neuronas trataban de contar las cucharadas de leche en polvo del bibe y atender alguna otra cosa que J. me decía de lejos.
-Una... (normalmente las grito en voz alta para que todos se den cuenta de que en ese momento no me pueden distraer); doooooos....
- Mamáaaaa ¿puedo comerme uno soloooooo? - volvía a la carga. - Es que papá esto y lo otro...
- Treeeeeees... Ale no puedo ahora... cuatrooooooo.... que estoy haciendo el bibe a tu hermanoo... cincoooo...
- Pero es que jo mamaaaá, tienes que ver los caramelos porque blablablablabla - seguía a lo suyo.
- Ochoooo... Ale me voy a enfadar, no te has puesto el pijama, no me dejas hacer el bibe... ¡y nueve!
Mira cariño, no vamos a hablar de caramelos hasta que te hayas puesto el pijama, hoy no te estás portando nada bien y lo sabes; mamá está cansada, tenemos que hacer la cena, tu hermano tiene que cenar también... y blablablabla...
En un momento dado me he dado cuenta de que estaba hablando sola. En vez del tradicional "joooooooooo mamáaaaa" o llantina correspondiente que yo estaba esperando, A. había desaparecido de la escena sin mediar palabra, cambiando de estrategia de forma inusual, dejándome ahí con mi discurso vacío, para volver a los pocos segundos con su pijama bien puesto y su cara de chica lista, sentándose muy segura frente a la mesa donde estaban esparcidos los caramelos y mirándome muy seria.
- Mamá. ¿Hablamos de caramelos?
- Sí, cariño. Hablemos.

Con buen pie

¡Tengo un blog! Tenemos un blog, quería decir. Aunque todo el mundo sabe que la mayoría de blogs familiares están liderados por una mujer, que escribe habitualmente en ellos. Así que tengo un blog que pertenece a toda mi familia. Y no es que no piense que poner tu vida (y la de tu familia) en un escaparate virtual a los ojos de millones de lectores potenciales no sea un ejercicio de exhibicionismo en toda regla, pero confieso que me chifla la idea de tener uno. Primero, por dejar testimonio de unos años felices junto a nuestros locos bajitos y acercar un poco más este día a día a la familia y amigos que están lejos. Segundo, por la necesidad personal de volver a tener un gimnasio de las palabras y recuperar la sana costumbre de ejercitarlas. Y tercero, por puro y frívolo capricho: veía los blogs de las amigas y me moría de envidia.
No ha sido fácil, claro. Pasaron semanas hasta que dimos con un nombre tan raruno como éste, rastreando en los palabros interesantes que nos han dejado A. en sus dos primeros años de inicio del lenguaje. Lo encontró J. y me encanta cómo suena y lo que representa. Después, el dichoso diseño de la página, que aún no me convence nada (o sabes algo de programación o tienes la misma plantilla de blog que todo el mundo). Y por último, esperar y esperar y esperar a la maldita inspiración. Y como no siento que me termine de llegar, nos lanzamos sin más a bloggear. ¡Yujuuuuuuu!