Diario (V)

27/11/09



Para Hoy (27/11/2009)

Fuera de mi ventana… sol y al fin algo de frío
Estoy pensando...en el tiempo todavía. No el que predicen los meteorólogos, sino ése que pasa y no vuelve. El que rige nuestras vidas desde que nos levantamos hasta que nos acostamos; desde que nos vamos hasta que volvemos; desde que nacemos hasta que morimos. Ese tiempo que es nuestro y que no importa cuando empiece o en la dirección que vayas, siempre podrás hacer con él lo que quieras, menos pararlo. Vi El curioso caso de Benjamin Button esta semana y me dejó pensativa acerca de éstas y otras obviedades. “No matter when time starts…”. Qué bonita… Por eso y porque A. cumple 4 años en unos días, estoy “tiemposa”.
De los lugares donde aprendemos...otro descubrimiento enriquecedor. Esa chica que comparte conmigo el privilegio de asistir a las clases de Didáctica de M. es la mismísima hija de Eduard Punset y autora de varios libros interesantísimos sobre inteligencia emocional que no pienso perderme.
Me siento agradecida por... las cañitas que me tomé con A. en el Reci mientras su amiga leía esos textos maravillosos contra la violencia de género. Hacía mil años que no salía.
Desde la cocina...zumito y tostadas
Qué llevo puesto...el pijama,claro. Y descalza
Estoy leyendo... Inmigración y escuela. Un documento para debatir hoy en clase. Ya, ya, super apetecible. Y ando buscando Disciplina con amor, de Rosa Barocio, para “domesticar” a mi fierecilla.
Lo que espero...aclararme con el powerpoint y presentar cuando antes el trabajo de Psicología para poder dedicarme a cosas mejores.
Estoy creando...más de lo mismo. Y las invitaciones para el cumple de A.
Estoy escuchando... el pitidito de una pelota electrónica de P. que se ha rayado y no consigue pararla el pobre.
Por toda la casa...Juguetes, dibujos de A., papelitos que recortó anoche, libros y papeles en mi mesa y algunas fotos por colgar en unos marcos de pared.
Una de mis cosas favoritas...Que P. me regale una siestecita cualquier día de la semana.
Algunos planes para el fin de la semana... para mí más clases, para mis chicos más cuentacuentos en la biblioteca, comidita con los abus, y el domingo si hace bueno, salir a tomar el aire por ahí.
Una foto para compartir: La de hoy es un anhelo de volver a pasear por un bosque en otoño.




Galletas

23/11/09

La semana pasada hicimos galletas. En realidad yo nunca las había hecho antes, pero se lo había prometido a A. el día que compramos los moldes de nombre impronunciable en la tienda sueca azul y amarilla. Y, ya armados de moldes navideños, nos armamos también de valor y convertimos la mesa de la cocina en escuela de pastelería. Volcán de harina y azúcar, huevo en el medio, un buen puñado de mantequilla… ¡y a mancharse las manos! (las manos, la ropa, la mesa…).
Hasta aquí la parte pringosilla. Después vino la de impaciencia mientras la masa reposaba en la nevera. “¿Y ahora qué vamos a hacer mamáaaaaaa?”, preguntaba mi princesa como si el mundo se acabara cuando una termina de hacer galletas.
Y al fin, la parte más divertida: rodillo, moldes y cómo no, la manita de pintura comestible. Porque oye, nosotras de amateurs nada de nada. Si nos ponemos, nos ponemos. Profesionales cien por cien, allí habíamos preparado nuestros vasitos de glaseado de colores (con colorantes alimentarios de repostería) para, pincel en mano, decorar las galletitas. ¡Y qué bien las decoramos! En realidad A. lo hizo casi todo sola.
Pero, oh desliz. Cual primerizas que somos, no habíamos considerado la posibilidad de que el glaseado dentro del horno no se endurece sino que se funde. Así que el invento se fue al garete en cuestión de cinco minutos.
La segunda tanda, ya sin decoración ni colorines, superó la prueba. Galletas redondas, mondas y lirondas que, aunque duras como piedras, nos comimos tan a gustito.








Diario (IV)

13/11/09



Para Hoy (13/11/2009)
Fuera de mi ventana… Sol de un día templado de otoño. Mis preferidos
Estoy pensando...en si el hecho de haberme comprado los apuntes ya me convierte en opositora. O sólo en loca que no sabe dónde se mete.
De los lugares donde aprendemos...hoy un ciberdescubrimiento. La página de unos amigos que han hecho de un hobbie artesano una forma de vida y un blog delicioso: http://acadadiasupan.blogspot.com/
Me siento agradecida por...ser dueña de mi tiempo. Aunque no sea del todo cierto.
Desde la cocina...el olor de la riquísima comida de P.
Qué llevo puesto...vaqueros, camiseta blanca, chaquetita azul y cómo no, mis Converse de estudiante :))
Estoy leyendo... A Piaget, Ausubel, Bruner… ya pronto me espera la LOE, todo un planazo.
Lo que espero...conseguir disfrutar de toda esta aventura sin estresarme.
Estoy creando...un trabajo para psicología, ¿qué si no?
Estoy escuchando... el pianito de P. con esa musiquita celestial pero machacona.
Por toda la casa...Milagrosamente ORDEN.
Una de mis cosas favoritas...Esperar a mi niña a la salida del cole de lunes a jueves. Compartir un rato con las mamis del parque.
Algunos planes para el fin de la semana... clases, compra, ¿descanso? Para los peques cuentacuentos y, si me animo, quizá hagamos galletas en el horno.
Una foto para compartir: La última creación de A. en la cocina: ¡empanadillas caseras!




Casi once

12/11/09

Meses, claro. Hoy dejaré a un lado la báscula, para hablar sobre P. sin más. Ahora que entramos en la recta final de su primer año, ese gran hito en la vida de cualquier personita, no puedo dejar de contar la experiencia que supone observar día a día su evolución. Sus progresos y descubrimientos; sus desplazamientos meteóricos por toda la casa; su afán de exploración; su mirada audaz…

Cuando escribo esto, no puedo evitar acordarme de ese maravilloso texto que exaltaba la profesión de madre, y en el cual la protagonista, al ser preguntada por su profesión, se definía a sí misma como “Investigadora Asociada en el campo del Desarrollo Infantil y las Relaciones Humanas”. ¡Me encanta! Me quedo con el cargo. Y en calidad del mismo, siguiendo con la coña, paso a dar cuenta de los avances de nuestro “nuevo modelo experimental del Programa de Desarrollo Infantil”.

A punto de cumplir 11 meses, P. es un niño FELIZ. Y lo pongo así con mayúsculas porque no es el clásico adjetivo que describe la felicidad de la infancia de forma abstracta. No es felicidad-estado, sino felicidad-rasgo. Es esa felicidad que lo impregna todo. Es la sonrisa con la que amanece, se acuesta, saluda a los conocidos o recibe caras nuevas. Es el aire triunfal con el que te mira cuando consigue algo que perseguía; la carcajada con la que agradece que te rías con él; la libertad con la que se marcha por el pasillo arrastrando su juguete favorito (mi ratón del ordenador); la satisfacción con la que, tras varios intentos consigue mover su manita diciendo adiós, o quitarle los tapones a las botellas de leche que guardamos tras la puerta de la cocina; el agradecimiento con el que recibe cada plato de comida, primero con los ojos, después con la boca… Definitivamente P. es un niño feliz.

Ahora que sabe levantarse y desplazarse agarrado a los muebles, agacharse a coger objetos (los que él mismo tira una y otra vez), apartar aquellos que le estorban en su camino, y ha conseguido descubrir todos aquellos rincones peligrosos que teníamos en casa sin saberlo, se puede decir aquello de “tengo un pequeño terremoto”. Pero lo cierto es que está gozando de una de las etapas más fascinantes de la vida, que es la de explorarlo todo: su cuerpo y su entorno. Aunque en el proceso esté machacando la espalda de más de una… Menos mal que la baba, al menos, se me cae cómodamente mientras me agacho una y otra vez.





De niñas que querían ser princesas

4/11/09


La ilustración es de Luciana Carossia  (http://www.lucianacarossia.com.ar/)

No sé bien a qué etapa del desarrollo corresponde, ni qué opina Freud del asunto, pero tarde o temprano todas las niñas quieren ser princesas.Y lo grave no es eso: se visten como tales, se mueven con elegancia, devoran pelis de Disney, te piden las pinturas para disfrazarse... Lo grave es ¡¡que quieren casarse!! Con un príncipe nada menos… Y qué príncipe… (Sin duda el que más las va a querer durante toda su vida, aunque ellas les pondrán los cuernos mucho antes de darse cuenta…)
Doy fe de que a A. le ha llegado ese momento y de que a alguno por aquí se le cae la baba a chorros. El mismo que la otra noche, mientras le ponía el pijama a su nena le iba diciendo: - “¡Ay, mi chiquitina! Un día te vas a convertir en una chica muy mayor, muy guapa y muy lista… y encontrarás a un chico que te querrá mucho…”. A lo que su pequeña chica lista le contestó con una risotada. - “Que noooooo… ¡Qué dices, papá!”, le interrumpió antes de escuchar más tonterías. “Si yo me voy a casar contigo”, sentenció.
- “Bueno A., eso lo dices ahora, pero luego encontrarás a un chico que te cuidará y te querrá mucho”, le intentó explicar él, en vano.
- “Ay, papá, no digas tonterías. - A. se reía con compasión. Definitivamente papá no se enteraba de nada- ¡Que yo me caso con-ti-gooooo! Yo soy la princesa y tú eres el príncipeeeeeee”.

Me estaba preguntando qué pensará cuando lea esto dentro de diez años… y lo peor: qué pensaremos nosotros.