Cinco

24/12/10

Por suerte, el duende aún no se ha marchado, pero estos días yo lo encuentro desganado (andará de cenas navideñas, digo). Ahora, cuando llega, a las tantas, se sienta con la cabeza apoyada las manos y se pone a dictarme. En plan vaguete. Nada de escribir ni una coma, que viene muy cansado, dice. Y por si fuera poco, me deja los posts a medias. Así que cuando me levanto me los tengo que terminar yo solita. Hmmm! Y claro… así no es lo mismo.
Hoy por ejemplo me lo ha dejado así. Lo justo para no dejar el blog abandonado, dice. Pero yo digo que queda deslucido no cerrar los temas. De momento y hasta que se le pase la resaca al duende, he pensado en colgar unas fotos, que esas siempre lucen por sí solas. Éstas son de la fiesta de 5º cumpleaños de la princesa con su séquito.
Ella, como siempre, PRECIOSA. Cinco veces más guapa. Yo, que no salgo, cinco años  más vieja, pero babeando por verla crecer tan bonita y feliz.



 

El duendecillo

13/12/10

Esta mañana ha venido a visitarme otra vez el duendecillo. No hablo de mi hijo pequeño, que precisamente hoy dormía como un tronco, sino de ese pequeño ser con cuerpo, traje y botas de elfo (así me gusta imaginármelo) que de vez en cuando me aborda en mitad de la noche o, más a menudo, a primerísima hora de la mañana, cuando la mente aún navega a la deriva entre el sueño y la consciencia, y sin pedir permiso ni nada se pone a redactar en mi cabeza. Sí, sí, a escribir textos digo. Una carta a una amiga, un reportaje de trabajo, el próximo post del blog…

Cuando aparece, sé que no volveré a dormirme. Y eso que si estoy muy cansada intento no hacerle caso. Pero mira que hace ruido el condenado moviendo frases, ensayando elipsis y metáforas, construyendo diferentes comienzos y apoteósicos finales… Es emocionante la sensación de inspiración no controlada. El desvelo está asegurado. No soy dueña de tanta verborrea matinal y, sin embargo, casi siempre termino colaborando con él: memorizo las palabras para que al levantarme no se hayan esfumado y aún pueda hacer algo con ellas (y yo creía que lo de dormir con una libreta en la mesilla era cosa de las películas… pero ahora sospecho que me sería útil).
Hoy el duendecillo me ha traído este post. Yo le he dicho que si por favor me podría traer también un bestseller por entregas para ver si me forro, pero dice que imposible. Así que le he pedido que al menos se quede por aquí estas Navidades para que, a pesar de esta vida ajetreada, no sigamos dejando fuera de esta bitácora tantos de esos momentazos que nos regalan nuestros locos bajitos cada día.
Me ha dicho que lo intentará.