Ballet

13/1/11

Reconozco que me chifla la idea y que ya me he montado mi propia película sobre este asunto. En ella está P., dentro de 20 años, a la salida del Royal Albert Hall rodeado de micrófonos de la prensa que le espera impaciente tras su última actuación. Él, 1,85 de altura, complexión fuerte, pelo ondulado y look informal, se muestra tranquilo en todo momento, cuando una guapa periodista con gafas le pregunta… “¿y cómo empezó todo?”. Y es entonces P. comienza a explicar:

Pues todo empezó como suelen empezar estas cosas… Fue una noche hace más de 20 años… Yo acababa de cumplir dos y estaba con mis padres en el salón de casa cuando, de pronto, me agarré con una mano a una pequeña mesita frente al sofá e, inclinándome levemente hacia delante, me mantuve erguido mientras levantaba hacia atrás mi pierna derecha y la sostenía en el aire por unos segundos. Mi madre comentó entonces ‘¡anda, mira el niño éste, que ahora se pone a hacer ballet!’ y aquello debió de hacerme mucha gracia porque en apenas unos minutos estaba colocándome en la misma posición mientras decía: ‘¡¡vi hasé balé!!’. Mis padres rieron tanto con mi ocurrencia verbal (y corporal) que no paré de repetirlo durante algunas noches seguidas ¿sabe?… y desde entonces no he podido parar de bailar, fíjese…”.
"Mira que si estamos empeñados en el fútbol y resulta que lo que va a hacer este niño es bailar… ", me comentaban el otro día abu L. y N.
Y tienen razón. Aunque, por si acaso la cosa se queda en anécdota y ese arabesque no es más que el comienzo de un potente chut de balón, yo dejo testimonio gráfico y textual. Para que recordemos los tiempos en los que nuestro billy elliot quería bailar. Por supuesto en pijama, que como todos saben es como mejor se baila.


1 comentario:

  1. Aún conociendo la historia me vuelve a divertir porque me lo puedo imaginar y me troncho.
    El texto está a la altura de la situación.
    Besos

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