Educar con respeto

26/10/09

De acuerdo. Los niños no vienen con un manual de instrucciones bajo el brazo. Pero eso es porque ya existe, por suerte para todos, el blog de mi ciberamiga Maite (http://www.adivinacuantotequiero.blogspot.com/), que hace tiempo quería recomendar aquí. Di con él por casualidad y enseguida me enganché por completo. En él no hay consejos sobre cómo cambiar pañales o enseñar a dormir a un bebé. Lo que ha conseguido Maite casi sin pretenderlo es la mejor recopilación que conozco de artículos y reflexiones sobre la educación y crianza de los niños, de la manera que a mí me gusta entenderla (aunque no siempre la consiga practicar), además de enlaces a otros blogs y webs de igual interés, y algunas otras cosillas.
Siempre son propuestas basadas en el profundo amor y respeto a los niños, muy lejos de la concepción tan de moda actualmente de que los niños son pequeñas fieras a las que hay que domesticar. Pensar y actuar de este modo, hoy en día, significa nadar completamente a contracorriente (hoy en día los padres tienden a pensar que los problemas son de sus hijos y no hacen nada por cambiar ellos) y por eso es tan difícil incluso para quienes estamos de acuerdo en que es el buen camino. Pero como siempre digo, reconforta y reconcilia leer en esta dirección (en la que defiende, por ejemplo, que cada niño “caprichoso” es en realidad un niño que necesita más padre o madre, necesita un adulto que se pare, que encuentre “un límite” en su vertiginosa forma de actuar). Porque te hace mejor persona, porque mejora la relación con tu hijo, porque te capacita para tener un visión más crítica de lo que nos intentan vender como verdades universales (leáse Estivil, Supernanny…).
Precisamente esta semana, zapeando delante de la tele, me topé con uno de estos programas sobre lo que Rosa Jové (La Crianza feliz; Ed. La esfera de los libros) denomina conductismo fashion y recordé el ansia con la que hace un par de años devorábamos este tipo de shows en busca de fórmulas mágicas para “enderezar” a esa cabrilla loca que se nos estaba subiendo a la chepa. No ha pasado mucho tiempo desde aquello, pero sí el suficiente para que: 1) nuestra cabrilla loca nos haya demostrado que cada edad tiene lo suyo y que con paciencia todo pasa y nada es tan importante ni definitivo; 2) hayamos podido desarrollar un pensamiento más crítico hacia ese conductismo fashion y descubrir nuevos caminos, quizá no tan “efectistas” (me encanta este palabro), pero sin duda mucho más efectivos.
Insisto en que no somos “militantes” al cien por cien de las teorías más naturalistas, por así decirlo, pero sin duda somos de los pocos afortunados que ahora sabemos que la supernanny no tiene nada que ver con educar a los niños.
Dice R. Jové con mucha razón que este tipo de métodos se basan en “educar” a base de ignorar los sentimientos del niño, disfrazando el castigo de toda la vida en forma de “medidas pedagógicas científicas”, poniendo normas escritas a niños que no saben leer (¿por qué no se las ponen a sus padres, que por cierto nunca las cumplen y sin embargo no van por ello al rincón de pensar?), haciendo un nulo análisis de la situación que origina el problema… y utilizando casi siempre un lenguaje peyorativo contra el pequeño. ¿Os imagináis que dijeran “la intolerante de su madre”, o “el “déspota de su padre”? Pues eso. Que no venderían ni un programa. Porque lo guay de este adultocentrismo en que vivimos es sentirse siempre por encima del niño.
Y para huir de eso hay que leer a Jové y a otros muchos autores que encontraréis si buceáis un poco en el blog de Maite.


1 comentario:

  1. Hola!!

    Muchísimas gracias por tu referencia. Casi se debe de ver a través de la pantalla el sonrojo que llevo :). Creo que esta red que estamos tejiendo de blogs y de foros nos ayudan mucho a seguir replanteándonos nuestra maternidad, a seguir esforzándonos por llegar a las causas que originan los conflictos y a no obcecarnos tanto en el conflicto en sí, traspasarlo por así decirlo, conociendo a nuestros hijos cada día mejor. No siempre se consigue, por supuesto.

    Un abrazo y felicidades por tu blog!

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